Plegaria Eucarística A

Plegaria Eucarística A

El pueblo permanece de pie. El Celebrante, sea obispo o sacerdote, de cara al pueblo, canta o dice:

El Señor sea con ustedes.

PuebloY con tu espíritu.

CelebranteElevemos los corazones.

PuebloLos elevamos al Señor.

CelebranteDemos gracias a Dios nuestro Señor.

PuebloEs justo darle gracias y alabanza.

El Celebrante continúa:

En verdad es digno, justo y saludable, darte gracias, en todo tiempo y lugar, Padre omnipotente, Creador de cielo y tierra.

Aquí, todos los domingos y en las ocasiones que se indique, se canta o dice el Prefacio Propio.

Por tanto te alabamos, uniendo nuestras voces con los Angeles y Arcángeles, y con todos los coros celestiales que, proclamando la gloria de tu Nombre, por siempre cantan este himno:

Celebrante y Pueblo:

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

El pueblo permanece de pie o se arrodilla.

El Celebrante continúa:

Padre Santo y bondadoso: En tu amor infinito nos hiciste para ti, y cuando caímos en pecado y quedamos esclavos del mal y de la muerte, tú, en tu misericordia, enviaste a Jesucristo, tu Hijo único y eterno, p ara compartir nuestra naturaleza humana, para vivir y morir como uno de nosotros, y así reconciliarnos contigo, el Dios y Padre de todos.

Extendió sus brazos sobre la cruz y se ofreció en obediencia a tu voluntad, un sacrificio perfecto por todo el mundo.

Al decir las palabras relativas al pan, el Celebrante lo toma en sus manos o impone una mano sobre él; y al decir la palabras relativas al cáliz, lo toma en sus manos o impone una mano sobre él y sobre cualquier otro recipiente con vino que hubiere de consagrarse.

En la noche en que fue entregado al sufrimiento y a la muerte, nuestro Señor Jesucristo tomó pan; y dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, y dijo: “Tomen y coman. Este es mi Cuerpo, entregado por ustedes. Hagan esto como memoria l mío.”

Después de la cena tomó el cáliz; y dándote gracias, se lo entregó, y dijo: “Beban todos de él. Esta es mi Sangre del nuevo Pacto, sangre derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Siempre que lo beban, háganlo como memorial mío.”

Por tanto, proclamamos el misterio de fe:

Celebrante y Pueblo:

Cristo ha muerto. Cristo ha resucitado. Cristo volverá.

El Celebrante continúa:

Padre, en este sacrificio de alabanza y acción de gracias, celebramos el memorial de nuestra redenció n. Recordando su muerte, resurrección y ascención, te ofrecemos estos dones.

Santifícalos con tu Espíritu Santo, y así serán para tu pueblo el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, la santa comida y la santa bebida de la vida nueva en él que no tiene fin. Santifícanos también, para que recibamos fielmente este Santo Sacramento y seamos perseverantes en tu servicio en paz y unidad. Y en el día postrero, llévanos con todos tus santos al gozo de tu reino eterno.

Todo esto te pedimos por tu Hijo Jesucristo. Por él, y con él y en él, en la unidad del Espíritu Santo, tuyos son el honor y la gloria, Padre omnipotente, ahora y por siempre. AMEN.